La realidad, cambiante, no va a esperar a los pilotos
Algunos piensan que, porque creen que valen mucho, los trenes les van a esperar. No es lo habitual, en cambio: el AVE no espera a nadie y suele salir a su hora, por muy importante que uno se crea. Los pilotos de Iberia parecen creer que negándose a firmar el acuerdo auspiciado por el gobierno, van a conseguir “congelar” la realidad. Es muy probable que esto no sea así: la realidad cambia, evoluciona, no es estática: en Iberia, toda vez alcanzando un acuerdo entre el 93 por ciento de la plantilla y la empresa, lo que va a suceder, suponemos, es que los términos del acuerdo se cumplirán, sin esperar a que los pilotos deshojen la margarita.
La actitud obstruccionista de los pilotos está causando gran indignación en el ministerio de Fomento, publican los medios de comunicación. Altos funcionarios del ministerio han manifestado su malestar por lo que consideran un “torpedeo” del acuerdo auspiciado por el gobierno por parte de los pilotos. Estos, para “lavar su imagen” –publica un famoso confidencial en internet- han firmado un vacío acuerdo con una asociación de consumidores , para garantizar derechos de los ciudadanos, que ya protegen las leyes. Es decir que, como dice ese medio de comunicación, los pilotos quieren recuperar a la opinión pública para su causa. Son como el conejito de “Duracell”, aunque en esta ocasión, no parece que los pilotos vayan a salirse con la suya: ni los pilotos tienen el apoyo de la opinión pública que quieren conquistar, ni cuentan con el apoyo del resto de empleados, ni del gobierno. ¿Por qué? Porque todos han pasado página. Todos, menos los pilotos.
Leemos en Cinco Días que Iberia se dispone a aplicar el acuerdo del mediador Gregorio Tudela. Lo raro sería que no lo hiciera. Por tanto, se dispone a negociar mejoras de productividad con los colectivos de empleados de tierra y de tripulantes de cabina. Para empezar, ya se ha aplicado la rebaja salarial del 7 por ciento para esos trabajadores y del 14 por ciento para los pilotos. Asegura el diario económico, que este año un número importante de pilotos será prejubilado con sesenta años o más. Y que el resto, si los pilotos no firman el acuerdo, estarán sujetos al ordenamiento jurídico, por encima del cual todavía no están los pilotos, aunque parezcan pretenderlo. Por tanto, a ellos se aplicaría, como al resto de mortales, la reforma laboral. Mientras, la ministra de Fomento recuerda a los pilotos lo mismo que hace tres semanas le recordaba a Iberia: que es una compañía estratégica para España, para el turismo y para la economía del país y que “todos los españoles han hecho una inversión muy potente en la terminal 4 de Madrid Barajas”.
La novedad de todo ello es que quien se tiene que aplicar el cuento y dejar de remolonear no es Iberia, ni sus empleados, ni los directivos, ni el gobierno, ni la sociedad ni “nuestra querida España”, sino ellos, los pilotos. La realidad es un tren que se mueve, con o los sin pilotos de Iberia.
Imagen, por gIadius
Éxito con o sin crisis 