El bien común

OKAnte la pérdida de poder adquisitivo de los hogares, los españoles se abrazan al fenómeno del “bajo coste” en muchas facetas de la vida. Por ejemplo, en la gran distribución: en 2012, Mercadona, que vende muy barato, obtuvo grandes beneficios, que sus competidores solo podrían conseguir en sueños, que no en la realidad. Esto ha obligado a El Corte Inglés a reaccionar, bajando sus precios un 5% adicional. “Nadie compra Danone: habría que estar loco para comprar Danone”, me decían el otro día, aunque Danone, como El Corte Inglés, sean sinónimos de alta calidad y muy buena atención al cliente. Efectivamente, las ventas de Danone, con la crisis, se han resentido y se ve obligada a hacer un expediente de regulación de empleo, a la par que ofrecer más promociones. El consumidor español prefiere comprar la llamada “marca blanca” del distribuidor, un 40% más barata que la del fabricante.

Iberia, en el sector aéreo, también tiene fama de ser una empresa cara. Muchos prefieren volar con las alternativas más baratas, incluso si se trata de empresas que también forman parte del grupo empresarial al que pertenece Iberia, llamado IAG, como es el caso de Iberia Express y Vueling. Y, también, competidores como Ryanair e Easyjet. Son realidades que no se pueden obviar. Las compañías de bajo coste ascienden en casi todos los sectores, versus la caída de las grandes empresas tradicionales. Si estas últimas compañías quieren sobrevivir, van a tener que ajustar su oferta y sus costes a lo que el mercado potencial es capaz de absorber. De otra manera, dejan de ser competitivas y se convierten en obsoletas e irrelevantes. Es lo que pretende hacer Iberia, mediante la reducción de su capacidad en un 15% y menores costes laborales a través de prejubilaciones y bajas incentivadas. Sigue leyendo