Monopolios: la oveja negra de nuestra sociedad

Oveja Negra, TintoMonopolios, gran enemigo de la libre competencia y del progreso

Los monopolios son uno de los grandes enemigos de la economía de libre mercado y del progreso económico. Cada vez que alguien llega “arriba”, con el apoyo de clientes y consumidores, y decide que “hasta aquí hemos llegado”, se apoltrona y quiere evitar que entren nuevos competidores en su mercado, se está creando una distorsión muy grande en la economía. Se crean situaciones que no benefician a nadie: en el corto plazo, sí, benefician a los dueños de los monopolios y, durante su “reinado”, imponen su voluntad a clientes y consumidores hasta que surgen nuevas alternativas que devuelven la libertad de elección a las personas.

El presidente de Telefónica, César Alierta, ha puesto el dedo en la llaga, explicando muy adecuadamente cómo Apple o Google dominan Internet. Controlar Internet es una cosa muy fuerte. Las posiciones de dominio y control impiden la libertad. Estamos a favor de los derechos de autor y de que personas y empresas paguen por consumir contenidos: noticias, libros, películas o música. De la misma manera en que pagamos un billete de una compañía aérea cuando queremos viajar. Dicho lo cual, la información debe viajar libremente en Internet y a través de muchos tipos de dispositivos, sean ordenadores personales, tabletas o teléfonos móviles inteligentes: y, con independencia de la marca; por tanto, debería dar igual que se trate de Apple, Samsung, Blackberry, Sony, Hewlett-Packard, Toshiba, LG, Lenovo, Nokia y tantas otras empresas más. Es relevante hacer una mínima enumeración de empresas, para recordarnos que, cuantas más haya en el mercado, mayor libertad de elección habrá. Sigue leyendo

And the Oscar goes to…

And the Oscar goes to...Reinvención profesional e independencia en la gestión empresarial

Los tiempos que corren, piden a los profesionales que se reinventen continuamente, adaptándose a los nuevos tiempos. Al mismo tiempo, las empresas deben conservar intacta su independencia y soberanía en la toma de decisiones.

«Argo«, la película dirigida por el actor Ben Affleck, ha conseguido el Oscar a la mejor película de 2012. Hay una historia personal y profesional de reinvención muy interesante detrás de este premio. Hace muy pocos años, Affleck había sido descartado por Hollywood, por considerar que había fracasado como actor, como guionista y como director. La historia se remonta a 20 años atrás, cuando él y su amigo Matt Damon ganaron un Oscar como guionistas por la película “El indomable Will Hunting”. Con este logro, se abrió un camino de infinitas posibilidades para ambos amigos. A aquel éxito, siguieron otros. Matt Damon triunfó en muchas películas, y muy especialmente en las trilogías de “Ocean’s eleven” con Brad Pitt y con George Clooney, y “Jason Bourne”. El ascenso de Damon a la fama ha sido tan espectacular como estable, puesto que no ha tenido altibajos. En cambio, el caso de Affleck, como la vida misma, es más realista y ha tenido momentos mejores y peores, desde el punto de vista profesional. Sigue leyendo

En Iberia, el conflicto se torna nacional y español

Patrulla Águila

Unos y otros han convertido el conflicto en Iberia en una cuestión patria, nacional, de banderas y españolidad. Veo poco sentido a todo esto, en una España donde el desempleo alcanza a seis millones de personas, 1,8 millones de hogares tienen a todos sus miembros en situación de desempleo y la tasa de paro juvenil llega al 55%. Las quejas de los pilotos acerca de que un 10% de ellos perdió el puesto de trabajo en 2012 son “lágrimas de cocodrilo”. Que, de un colectivo de 6.000 personas pierdan el empleo 600, estadísticamente hablando, es una irrelevancia: obviamente, es un drama para cada uno de los despedidos. Como lo es para las 850.500 personas despedidas en todo el 2012 o, lo que es lo mismo, 2.323 nuevos desempleados cada día. Pero los pilotos se quejan porque 600 de ellos fueron despedidos en todo el año 2012… ¿A quién se lo van a contar los pilotos? Espero que no, a los cinco millones de personas apuntadas en el paro (Servicios Públicos de Empleo o SPEE), y tampoco al millón adicional de desempleados que recoge la estadística del INE o Encuesta de Población Activa (EPA). Sigue leyendo