Monopolios: la oveja negra de nuestra sociedad

Oveja Negra, TintoMonopolios, gran enemigo de la libre competencia y del progreso

Los monopolios son uno de los grandes enemigos de la economía de libre mercado y del progreso económico. Cada vez que alguien llega “arriba”, con el apoyo de clientes y consumidores, y decide que “hasta aquí hemos llegado”, se apoltrona y quiere evitar que entren nuevos competidores en su mercado, se está creando una distorsión muy grande en la economía. Se crean situaciones que no benefician a nadie: en el corto plazo, sí, benefician a los dueños de los monopolios y, durante su “reinado”, imponen su voluntad a clientes y consumidores hasta que surgen nuevas alternativas que devuelven la libertad de elección a las personas.

El presidente de Telefónica, César Alierta, ha puesto el dedo en la llaga, explicando muy adecuadamente cómo Apple o Google dominan Internet. Controlar Internet es una cosa muy fuerte. Las posiciones de dominio y control impiden la libertad. Estamos a favor de los derechos de autor y de que personas y empresas paguen por consumir contenidos: noticias, libros, películas o música. De la misma manera en que pagamos un billete de una compañía aérea cuando queremos viajar. Dicho lo cual, la información debe viajar libremente en Internet y a través de muchos tipos de dispositivos, sean ordenadores personales, tabletas o teléfonos móviles inteligentes: y, con independencia de la marca; por tanto, debería dar igual que se trate de Apple, Samsung, Blackberry, Sony, Hewlett-Packard, Toshiba, LG, Lenovo, Nokia y tantas otras empresas más. Es relevante hacer una mínima enumeración de empresas, para recordarnos que, cuantas más haya en el mercado, mayor libertad de elección habrá. Sigue leyendo

Falta de realismo absoluta

009_Carmen_55x46La falta de realismo, en economía y negocios, desemboca en desastre

El realismo es fundamental si se quiere avanzar adecuadamente. Engañarse, cerrando los ojos a la realidad, no es una opción, porque tarde o temprano, la realidad se impone. Vale la pena destacar dos realidades objetivas, que a muchos cuesta entender y aceptar, es decir, asumir, interiorizar y hacer propias, para actuar coherentemente, en consecuencia. Una primera es que las bonanzas económicas que ha vivido Occidente en las dos últimas décadas, se han debido a las llamadas burbujas, conforme a las cuales, unos cuantos vieron una oportunidad de negocio y de hacer dinero rápido; inmediatamente, grandes mayorías quisieron enriquecerse subiéndose al carro pero, desgraciadamente, al ser espejismos y no realidades, cuando las burbujas pincharon, dejaron por el camino a muchas personas entrampadas (endeudadas muy por encima de sus posibilidades).

Es lo que sucedió con los excesos de las llamadas “punto.com” o empresas tecnológicas en Internet, entre 1996 y 2000 y, después, con la explosión impresionante de la construcción y el mercado inmobiliario, entre 2001 y 2007. En España, en esos años, se llegaron a construir en un año el doble de viviendas que todas las construidas en toda la Unión Europea. Evidentemente, fue imposible dar salida en el mercado a todas esas casas, pero mientras eran construidas, muchos millones de españoles e inmigrantes encontraban trabajo, gastaban mucho dinero, y al juntarse poder adquisitivo en el bolsillo con dinamización del consumo, la economía crecía alegremente, como si su expansión no tuviera nunca techo. Sigue leyendo