El gigante con pies de barro

31.07.10 | 027/365:Muddy feetEstructura económica, modelos productivos, importancia del turismo e inconveniencia de la huelga en Iberia

Cada vez es más claro para una gran mayoría de expertos, que la actual crisis económica no es un parón temporal, un paréntesis entre dos épocas de bonanza económica. La crisis pone de relieve la necesidad de llevar a cabo reformas estructurales en el modelo productivo de España, mucho más allá de reformas legales. Una economía necesita motores para el crecimiento. Estados Unidos tiene muchos motores: el turismo, las tecnologías de la información, el ocio y el entretenimiento, Internet, farmacia y laboratorios, energía (gas, petróleo, nuclear, renovables), construcción y mercado inmobiliario, sector aéreo, servicios financiero, entre otros.

En España, echando un vistazo atrás, a los últimos tres lustros de historia económica, se aprecia enseguida que la construcción ha sido el gran motor de la economía: era muy intensivo en mano de obra (se crearon dos millones de puestos de trabajo), que no tenía por qué ser muy cualificada, ni tener grandes conocimientos. Que la construcción, hoy, no es motor económico en España lo manifiestan tres parámetros: ha dejado varios millones de desempleados, el cemento –industria ligada a la construcción- desciende su producción un 35-40% cada año desde que comenzó la crisis, y las empresas constructoras españolas en 2012, solo obtuvieron un 18% de sus pedidos dentro España: el resto vinieron del exterior. Digamos lo obvio: si –hipotéticamente- la economía hubiera remontado el vuelo, al margen de la construcción, sería porque los empleos destruidos por ese sector habrían encontrado trabajo en otros sectores de actividad económica. No es el caso. En cada sector de actividad de nuestra economía, vemos dos fenómenos: las grandes empresas españolas venden al exterior (producen para el exterior, porque es donde les compran, ya que la demanda en España está deprimida, y crean puestos de trabajo fuera de España) y, la mayor parte de las empresas que componen cada sector, son extranjeras, aunque no producen mucho aquí: son oficinas de ventas y marketing de multinacionales extranjeras que llamamos –usando un eufemismo amable- “filiales de multinacionales”. Han venido aquí a vendernos sus productos, pero no a desarrollar nuestro tejido productivo para que les vendamos nosotros a ellos. Sigue leyendo

La finalidad es ganar dinero (I)

BilletesLas empresas privadas tienen por finalidad ganar dinero. El Estado solo debería actuar en la economía conforme al principio de subsidiaridad

Hace diez años, me hubiera sorprendido enormemente que un medio de comunicación económico publicara una noticia sobre una empresa privada, con el siguiente titular: “Iberia insiste en querer ganar dinero en 2014”. Sea cuestión del periodista o el diario, pudiera deducirse que es mala cosa el querer ganar dinero. Y, sin embargo, ésa es la finalidad última, más importante, de una empresa privada.

En el caso de una empresa pública puede argumentarse que su finalidad no es la de ganar dinero, aunque para ser viables, también esas empresas necesitan obtener beneficios. Otra cosa es que muchas empresas públicas tengan por objeto, por ejemplo, fines sociales. En la España de los años sesenta del siglo XX, por ejemplo, de la mano del ministro Laureano Pérez Rodó, se pusieron en marcha los llamados “Planes de Desarrollo”. El nombre del plan lo dice todo. Sigue leyendo