La decisión de los pilotos

Los pilotos frente a la verdad

Los pilotos se reúnen hoy en asambleas para decidir si apoyan el acuerdo fruto de la mediación realizada por Gregorio Tudela antes de Semana Santa. Este acuerdo fue apoyado por la empresa, Iberia, y por el 85% de los trabajadores de la aerolínea. Para el gobierno, que había apoyado al máximo la propuesta sugerida por su mediador, era esencial que todos los colectivos de empleados de Iberia suscribieran el acuerdo. Dicen los medios de comunicación que el gobierno está disgustado con los pilotos porque, según parece, no están dispuestos a apoyar el acuerdo. Tras tanto apoyo gubernamental, pudiere suceder que la actitud y el comportamiento de los pilotos podría tirar por tierra tanto trabajo y tantos meses de negociación.

Mundo al revés: pasajeros enfadados, sindicalistas felices

El mundo al revés. Los pasajeros, vapuleados. Los sindicalistas, con trabajo garantizado, aunque no haya empresa

Pescanova, una empresa “de toda la vida”, de aquellas que forman parte del mobiliario mental perpetuo de los españoles, está en pre concurso de acreedores. Tiene un apalancamiento (deuda sobre recursos propios) muy fuerte, y se ve obligada a vender activos. Un amigo abogado me decía el domingo pasado que a ellos, los abogados mercantiles, procesos como el de Pescanova puede darles de comer durante un par de años, porque les provee contenido de trabajo mientras liquidan la sociedad. Otro amigo, también abogado mercantil, me decía ayer que, aunque lo que me dijo el otro amigo abogado es cierto, también lo es que esos procesos son muy peligrosos: sí, te dan trabajo, pero muchas veces no te dan dinero, porque al liquidar activos, muchas veces estas empresas no tienen con qué pagar a sus abogados al final del camino. Tampoco tienen con qué pagar a los acreedores y a los proveedores. Quién lo hubiera pensado de Pescanova. O de Roca, que hace un expediente de regulación de empleo en una de sus fábricas de Sevilla, despidiendo a más de trescientos trabajadores. Estos se manifiestan, exigiendo carga de trabajo. La empresa argumenta que no hay carga de trabajo porque no se vende, y no se vende porque no hay demanda. Lógicamente, a los sindicatos, este argumento les da igual, porque preferirían que la carga fuera ficticia y que se mantuvieran sus puestos de trabajo, a perder el empleo.

Pescanova y Roca son simples ejemplos, no solo de las penurias, consecuencia de la crisis, sino de los cambios profundos que se están empezando a producir en la estructura económica de España y en sus modelos productivos. Un estudio de la consultora de servicios profesionales PwC sobre tendencias económicas mundiales 2013-2050 dice que España, en unos años ocupará el puesto número quince entre las primeras economías del planeta. Por delante estarán China, Estados Unidos, Rusia y Brasil. Países como México e Indonesia pasarán por la izquierda a Alemania y Reino Unido. PwC dice que ya no podrá considerar a estas economías emergentes como mercados en los que solamente producir barato, sino como mercados de gran consumo con gran potencial de compra, que es lo que falta en España.

Los sindicatos y su «querida España»

Doble vara de medir de los sindicatos de Iberia y su apuesta por la inevitabilidad del conflicto

El conflicto en Iberia ha derivado en un debate sobre si debe haber o no libertad de empresa. Los sindicatos van a la huelga, incluidos los pilotos, porque dicen que el plan de reestructuración de la compañía no garantiza un plan de crecimiento y de futuro. Es tanto como decir que los sindicatos exigen que sí, que Iberia se reestructure, pero que la transformación no les afecte a ellos, ni a sus condiciones laborales. Los medios de comunicación económicos, como el diario Expansión y El Economista.es, ya ponen el dedo en la llaga: “los sindicatos quieren intervenir en la gestión de la empresa, y ésta se resiste”.

Verdaderamente, el caso de Iberia es un caso insólito. Hay muchos expedientes de regulación de empleo en marcha. En la banca, sin ir más lejos, Santander va a despedir a 3.500 personas, como fruto de la absorción de Banesto, La Caixa tras comprar dos entidades financieras, ha de despedir a 3.000 trabajadores y Bankia, con unas pérdidas record de 21.000 millones de euros en 2012, tiene que despedir a más de 4.000 empleados. Aunque todos estos procesos son dolorosos y, los trabajadores que van a perder su empleo también son personas, parece que nadie llora por ellos. Tan solo hay lloros “por nuestra querida Iberia y por nuestra querida España”, en la versión cinematográfica expuesta por los sindicatos y los pilotos. Puestos a amar tanto a España, vemos que nadie ha derramado tampoco ni una sola lágrima por Iberdrola, Repsol y Abertis, que siendo empresas que pertenecen a “nuestra querida España”, están siendo esquilmadas, mediante ilegales expropiaciones, por parte de gobiernos de extrema izquierda iberoamericana. Pero los mismos que dicen defender a Iberia de los ingleses, no defienden a nuestras empresas de la rapiña iberoamericana de extrema izquierda.

Recetas para crecer

Exportaciones, libertad de viaje, innovación tecnológica y creación de empresas, son recetas seguras para el crecimiento económico

Es una formidable noticia que España, en 2012, haya reducido de manera muy importante el déficit de su balanza comercial. Cada vez más, España vende en el exterior, más y mejor, los bienes y servicios producidos y generados dentro de nuestras fronteras. Este fenómeno positivo se produce en el mismo año en que la tasa de paro alcanza su nivel más alto. Las empresas están ganando en productividad, porque fabrican y producen más a precios más baratos y, al mismo tiempo, debido a que el mercado interior está deprimido, están vendiendo más en mercados emergentes, donde todavía se sigue comprando.

El sector exterior da buenas noticias, pese a la recesión que vive la zona euro, a la que España destina casi el 50% de las ventas al extranjero. En 2012, las exportaciones españolas alcanzaron 222.643 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 3,8% con respecto al ejercicio anterior, y el nivel más alto de la serie histórica, iniciada en 1971. Es un ritmo superior al registrado por Francia (3,1%), Alemania (3,6%) o Italia (3,7%), en el mismo año.

España no puede permitirse huelgas incontrolables

España no puede permitirse huelgas de “consecuencias incontrolables”

Hoy, 7 de febrero de 2013, en un extraño caso de unanimidad informativa, treinta medios de comunicación destacan que los aeropuertos españoles, en febrero y marzo de 2013 van a sufrir un caos extraordinario. El motivo es la huelga que los trabajadores de tierra y los tripulantes de cabina de Iberia han convocado para tres tandas, cada una de cinco días. Los diarios Expansión y El Economista.es han hecho cálculos económicos, y consultado a fuentes del sector aéreo: ambos periódicos publican que Iberia podría perder 100 millones de euros, como consecuencia de la huelga.

Iberia ya arrastra unas posibles pérdidas, en 2012, de 300 millones de euros. Súmense otros 100 millones de euros, efecto de una huelga que, según declaraciones públicas de uno de los sindicalistas que la ha convocado, “tendrá consecuencias incontrolables” para los aeropuertos españoles y para otras compañías con las que Iberia tiene acuerdos. Por un lado, con unas pérdidas tan abultadas, es difícil ver salida al túnel en el que está metida Iberia. Por otro, es impensable considerar que en un país civilizado como España puedan suceder situaciones incontrolables: ésta es una palabra que trae la la cabeza los peores pensamientos. O quien la ha pronunciado no sabe lo que significa, o lo sabe, pero no tiene la intención de expresar lo que significa. Es muy fuerte considerar que en España puedan darse situaciones incontrolables. Vienen a la cabeza muchas evocaciones de ejemplos de situaciones incontrolables, pero dichas por alguien que no sea sindicalista pudieren parecer políticamente incorrectas. Terribles, en cualquier caso.